La Web Summit arranca en Lisboa con un impacto económico de 300 millones de euros
Edward Snowden será la gran estrella de la cita tecnológica, que tiene su aforo agotado del 4 al 7 de noviembre al venderse las 70.000 entradas disponibles antes de abrir sus puertas
No queda ni un solo hueco libre en el Parque das Naçoes de Lisboa para los cuatro días de la gran cita por excelencia del planeta tecnológico, la Web Summit. El día D ha llegado y este lunes 4 de noviembre abre sus puertas la influyente convocatoria puesta en pie por Paddy Cosgrave, todo un gurú capaz de atraer la atención mundial hacia estas jornadas con algo de macrofestival y de «rave» colectiva.
Cualquiera que se acerque por el Altice Arena y el edificio de la Feria Internacional comprobará que el cartel de «sold out» estará vigente desde el primer minuto hasta el último de esta propuesta marcada por unas cifras apabullantes: 70.000 personas pasarán por el recinto (el mismo donde se celebró el Festival de Eurovisión en 2018) y se inscribirán 11.000 ejecutivos de empresas tecnológicas.
El impacto económico en Lisboa se calcula en unos 300 millones de euros, en especial debido a la avalancha de reservas hoteleras, a la desbordante actividad en los restaurantes y a la animación nocturna en zonas como Cais do Sodré o el Barrio Alto, adonde se desplazan los asistentes después de cenar.
El número de ponentes ascenderá a 1.200 y los periodistas acreditados superan los 2.000, la misma cantidad de «start-ups» que marcarán presencia. En total, 160 países estarán representados de una manera o de otra, siempre a lomos de un maratón de discursos cada vez más apocalípticos.
Se espera con gran expectación a Edward Snowden, el ex de la CIA que acabó denunciando los abusos de vigilancia y espionaje del Gobierno de los Estados Unidos, y también a Brad Smith, jefazo de Microsoft. Y, en el caliente contexto de la guerra comercial iniciada desde la Administración Trump, el morbo rodeará la intervención de Guo Ping, alto representante del operador chino Huawei, líder mundial en ventas de teléfonos móviles junto con el gigante coreano Samsung.
Igualmente acudirán Britanny Kaiser, exdirectora y denunciante del caso Cambridge Analytica, y Michel Barnier, negociador de la Unión Europea para el Brexit. Tampoco faltarán los golpes de efecto, una de las especialidades de Cosgrave. Ahí se encuadran Ronaldinho, Tony Blair o Eric Cantona, instalado en la capital portuguesa de forma permanente desde que adquirió una vivienda entre Campo de Ourique y Estrela.
Pero la Web Summit es mucho más que unas jornadas llenas de nuevos conceptos e ideas. La cita ejerce como un verdadero motor y símbolo de la Lisboa del siglo XXI, reciclada en ciudad de la tecnología, como demuestra la proliferación de centros de innovación (Google o BMW son solo dos de ellos) y ‘hubs’ creativos en barrios como Marvila o Beato, antes degradados y hoy reciclados al calor de los nuevos tiempos.
Los incentivos fiscales impulsados por el Gobierno socialista de Antonio Costa contribuyen en gran medida y atraen a las empresas, a los profesionales y a toda una legión de ‘tecnoadictos’ a su alrededor.
La propia Web Summit ha dado lugar a iniciativas como The Battle of Beautiful Business o The Gathering, dos encuentros de empleados del sector que anticipan el aluvión de esta Web Summit convertida en una macroestructura que tiene garantizada su celebración en Lisboa hasta 2028, como mínimo. Así lo certificó el Ayuntamiento que encabeza Fernando Medina en un acuerdo rubricado por Paddy Cosgrave.
Dado que el idioma de trabajo es el inglés, la organización ha tomado cartas en el asunto para difundir aún más los mensajes lanzados. Así, los visitantes podrán por primera vez seguir los coloquios con traducción simultánea al japonés, chino, portugués y español, incluso quien acceda a través de la aplicación oficial para móviles.
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